viernes, 20 de marzo de 2015

EL PELIGRO NEGRO Y LAS TRAMPAS MORTALES

El 90% de las mareas se deben a los accidentes de los petroleros que navegan por los océanos. El 10% restante es el resultado de las catástrofes que se producen en las plataformas petrolíferas.
Cuando se produce una marea negra, una delgada capa de petróleo en contacto con la atmósfera se evapora fácilmente. Esta evaporación es aún más rápida si las temperaturas son elevadas. Queda, sin embargo, petróleo que se mezcla con el agua del mar bajo el efecto de las olas y que forma una materia viscosa llamada crema de chocolate. El petróleo depositado en los fondos marinos puede volver a subir años después del accidente.


El petróleo forma una película que cubre enteramente la superficie del mar. Sin aire ni luz, muere el plancton, con todos los animales que se alimentan de él. En la superficie, las aves quedan atrapadas. En las playas, la crema de chocolate asfixia la fauna de la arena. La marea negra puede impedir todo tipo de pesca en la región afectada. Sólo muchos años después, empiezan a disminuir los afectos de la contaminación.


Se han dado varios desgraciados ejemplos, así como, en 1978, en Amoco Cádiz derramó 230.000 toneladas de petróleo en las costas de Bretaña y provocó una terrible contaminación. En 1989, el petrolero Exxon Valdez, con sus 40.000 toneladas de petróleo, mató a millares de animales, particularmente mamíferos marinos. En 1991, durante la guerra de Irán e Irak, las refinerías de petróleo de Kuwait, bombardeadas, derramaron millares de toneladas de petróleo.

Al mismo tiempo, existen las trampas mortales en el mar que perjudican mucho a sus animales, así como los atunes, sardinas, cangrejos…
La pesca, día a día más perfeccionada e intensiva, tiene graves consecuencias sobre la fauna marina.


Es imposible escapar de las redes que cada vez son más finas. Los peces más pequeños son capturados sin que hayan siquiera tenido tiempo de reproducirse. En el mundo, la cantidad de pescado que se captura va por tato en aumento. Algún día, no quedarán bastantes peces para comer, ni para los animales marinos, ni para los hombres.

 Las redes de arrastre provocan hecatombes. Están sujetas por abajo por unos pesos y por arriba por unas boyas. Algunas llegan a tener más de 100 kilómetros de largo. Los mamíferos marinos que no llegan a localizarlas caen en la trampa. Cada noche en los mares del mundo, 40.000 kilómetros de redes de arrastre son lanzadas al agua. Si se pusieran todas en fila, estas redes rodearían la tierra. Las Naciones Unidas han prohibido este tipo de redes, pero esta prohibición difícilmente es respetada.


 En ciertos países, los pescadores para llegar hasta los atunes siguen a los delfines para que les lleven hacia ellos. Y juntos delfines y atunes se dejan atrapar por la red, lo cual ha causado ya la muerte de millones de delfines. La de los langostinos  es la pesca en la que se cometen más excesos: de cada 100 kilogramos de peces y crustáceos pescados, sólo 10 kilogramos de langostinos serán apartados. Millones de peces muertos son así rechazados. 


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